Las zonas rurales, que en su mayoría se han mantenido al margen de los avances tecnológicos e industriales durante siglos y han mantenido sus costumbres intactas desde tiempos inmemorables, (principalmente por la falta de recursos económicos), nos les ha quedado más remedio que, finalmente, rendirse y sucumbir a la modernidad y a la entrada de nuevos avances que harían el duro trabajo del campo mucho más llevadero.
Y como es de esperar, siempre que se producen cambios de este tipo, la modernidad relega lo ancestral hasta llegar incluso al olvido; y, esto mismo le sucedió al CARRO, que es nuestro protagonista de hoy.

Julio de Martín con una cordero en el brazo. Detrás de él, el carro (1964)
El carro, que tan importante fue en tiempos pretéritos para el desarrollo de la economía familiar, llegando incluso a medirse la superficie de las tierras por carros de hierba, en vez de hectáreas, fue totalmente borrado del mapa con la llegada del tractor.
El único recuerdo que tengo del carro es de ir mi hermana Carmen y yo subidas en él, cargado de hierba, bajando por el camino de Cueto. Veníamos de "pañar" la Huerta del Campo. Ibamos muy lentamente por el camino empinado, mi abuelo delante para guiar a las vacas y a nosotras, nos daba la risa, no sé muy bien si porque lo pasabamos genial o por los nervios o el miedo, ya que, cada vez que la rueda pillaba una piedra grande, dábamos un salto encima de la hierba e intentabamos agarrarnos a la "churia", pero no podíamos porque, además de estar bien apretada, nuestras manos eran demasiado pequeñas para abarcarla!!!. Y estando ahí subidas, haciendo malabares para no caer, oíamos otros carros que también iban de recogida en los pueblos de Los Llanos y Penas, con ese sonido tan peculiar y característicos que tenían las ruedas al girar.

Bajada del Camino de Cueto
Es difícil encontrar una imagen real de cómo se trabajaba con los carros: las vacas xuncidas, el carro enganchao y el paisano para guiarlas, así que, a falta de esta imagen, pongo la foto de una de las creaciones que Julio de Martín hace con madera y navaja, que retrata perfectamente lo que era el trabajo con el carro.

Seguramente ésta fue una de las últimas veces que se utilizó el carro en Casa de Caleo, ya que, el siguiente recuerdo que tengo es del día que llegó el tractor, que fue motivo de alegría y algarabío. Mis tíos Manuel y Enrique, querían conducirlo y andaban echando a suertes a ver a quién le tocaba, nosotras queríamos subirnos a él a ver si corría mucho!!!, y mis abuelos no hacían nada más que reñirnos, a los mozos y a nosotras: "nun toqueis nada, a ver si va a salir disparao!!!" o también "esto nun va a valir na' más que pa' disgustos!!!".

En el empeño de a ver quién conducía el tractor, como veis, ganó mi tío Enrique, aunque sólo fuera para la foto (1975)
Aún así, la alegría de poder llegar un tractor era inmensa, una alegría mezclada con gran nerviosismo debido al desconocimiento del "aparato".
Nunca más supe del carro ni de qué había sido de él.
Creo recordar, espero no equivocarme, que el primer tractor que vino a Luberio fue el de Casa Campechin y, a partir de ahí, todos los vecinos fueron incorporandolo a sus labores con más o menos celeridad.
Todo esto sucedió hacia 1975, aproximadamente y, me llama la atención cómo, después de mantener sus costumbres intactas de generación en generación, en estos últimos 34 años los cambios que ha dado el trabajo en el campo!!!.

José de Enrique
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Casa Caleo, cargando hierba en El Cochao (1984)
El carro fue eliminado del ambiente rural, prácticamente de un plumazo. Es difícil llegar a un pueblo y ver un carro, generalmente debajo del hórreo o panera, que era donde se guardaba!!!. En Luberio, a pesar de ser un pueblo pequeño, aún quedan dos, que yo haya visto. Y me alegro que lo conserven, aunque sólo sea para alegrar la vista.

Carro de El Rojo


Carro de Casa Martín


Rueda de carro convertida, muy acertadamente, en lámpara. La tiene José Manuel de Vache en su bodega
A los niños siempre les ha encantado subirse al tractor, pero por la parte del volante, para hacer que conducíamos. Y era costumbre enseñarlos a conducir el tractor a tempranas edades.

Casa Martín
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Casa Campechin

Casa Caleo
A mí, mi tío Manuel me enseñó a conducir cuando tenía doce años ya que era la mayor, y algún viaje dí, pero no debió de ver mucha destreza en el manejo o quizás vio el miedo en mi cara, que pronto me sustituyó por mi hermana Carmen, que finalmente fue la que se hizo con el poder del volante!!!. Y muy bien hecho, todo hay que decirlo!!!.
Daba impresión ver a una niña de 11 años llevar un tractor bien cargado de hierba desde el prao hasta el parreiro!!!.
No me puedo olvidar de Jose de Campechín, que fue el gran crack de Luberio en el arte de conducir un tractor desde bien pequeño. Eso sí que impresionaba!!.
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Carmen de Caleo dando vuelta al tractor en el Cochao (1984)

Carmen y Emilia de Caleo (1992)
Y las imágenes que vienen a continuación son del QUAD de Julio. El Quad, aunque no viene a sustituir a ninguno de los aperos de labranza, está causando furor en los últimos tiempos.
Fijaros en el perro, lo mismo se sube al quad que al tractor. Y siempre está así. Una maravilla.